Renunciar, darse por vencido, dejar de realizar una
actividad aunque no alcancemos nuestra meta nos dejará marcas indelebles en
nuestro carácter, por un lado nuestra fuerza de voluntad se verá perjudicada ya
que cada vez que cedemos y nos dejamos llevar por la apatía y la pereza, por el
aburrimiento o el desgano la fuerza volitiva se verá seriamente disminuida en
su poder de acción. En muchas ocasiones cuando los trabajos se ponen duros, quisiéramos desistir, lo primero que se nos viene a la cabeza es renunciar, es lo más fácil.
Por otro, en el futuro, cada vez
que comencemos algo, sea porque nos guste o porque tenemos la necesidad y
urgencia de hacerlo, si ésta nueva actividad nos obliga a realizar esfuerzos
exigentes, notaremos que sentimos su dificultad y en lo más recóndito de
nuestro ser surgirá el deseo de abandonar.
Es así que cada vez que sientas
que las cosas en la actividad que realices no van como tú quieres, no se están dando
con facilidad o simplemente no funcionan, no abandones. Busca nuevas formas de
abordar la tarea, de atacar el problema, la dificultad, el contratiempo.
Una de las más admirables
cualidades del triunfador es la perseverancia, que no es más que la capacidad
de mantenerse, de seguir probando, de continuar con la lucha, de no darse por
vencido, de nunca renunciar.
Nunca renuncies, es mi palabra
para esta ocasión, no todo el tiempo las cosas van a marchar como nosotros
queramos, nunca las cosas van a ser del todo fáciles, pero si nos mantenemos
por el suficiente tiempo veremos, experimentaremos nuevamente la satisfacción
de contemplar el avance, el desarrollo positivo, el fácil curso de los
acontecimientos.
Si renunciamos no veremos los
frutos de nuestro esfuerzo, nos quedaremos con la incertidumbre, con la duda y
con la frustración de no alcanzar lo que queríamos.
Hay algo que es de vital
importancia reconocer, si insistimos con la suficiente fuerza por el suficiente
tiempo, no habrá muro que se interponga entre nosotros y nuestra meta.
Existe en la sabiduría popular
una frase que resume de manera lapidaria la verdad que hemos venido
desarrollando: “tanto cae una gota de agua sobre una piedra que hasta que la
perfora”
Recuerda esto cuando quieras
abandonar, cuando quieras tirar la toalla, cuando sientas que ya no puedes continuar.
Si debes renunciar a algo renuncia al “darse por vencido”
Los ciclos en la vida se
alternan, reconozcamos esa irrefutable verdad y mientras esperamos que la cosas
se tornen más llevaderas, continuemos con nuestra lucha. Nunca, jamás, e ningún
momento renuncies. Continúa con tu lucha, insistiendo siempre con la mirada puesta
en tu meta, en tu objetivo, en tu anhelo.