Como empleados muchas veces hacemos nuestro mayor esfuerzo por cumplir con las obligaciones en el horario establecido para tal fin.
Sin embargo observamos personas, que en el tiempo en que deberían estar trabajando para avanzar con sus compromisos y tareas, se dedican a desperdiciar valiosas horas en actividades que nada tienen que ver con sus funciones, inclusive salen de sus centros de trabajo a “divagar por allí”.
Sin embargo observamos personas, que en el tiempo en que deberían estar trabajando para avanzar con sus compromisos y tareas, se dedican a desperdiciar valiosas horas en actividades que nada tienen que ver con sus funciones, inclusive salen de sus centros de trabajo a “divagar por allí”.
Dentro de la organización hay empleados responsables, que cumplen con sus funciones a cabalidad en los horarios fijados, éstos ven con admiración negativa a los irresponsables que han estado perdiendo tiempo la mayor parte del día, empezando a “querer” trabajar, ya cuando son las horas estipuladas para salir, con el fin malsano de que los vean que salen tarde, que trabajan más que los demás, pero la realidad cruda, es otra. Son irresponsables que quieren demostrar algo que no son.
Han perdido valiosas horas del día en vanas actividades. Se quedan hasta tarde, haciendo lo que sobradamente pudieron hacer en el horario normal de trabajo; muchos que desconocen ésta realidad se verán inclinados a alabar a estos haraganes, que salen de noche de su trabajo por que en el día hicieron “otras cosas”, no obstante los que los conocen se forman un deplorable concepto de su profesionalismo.
Algunos de éstos “dechados de virtud” son hasta cristianos, vaya ejemplo el que están dando. Se debería recordar que hacer cosas malas para que parezcan buenas, está lejos de un verdadero corazón cristiano.
Hagamos lo que tenemos que hacer en el tiempo establecido, dentro de los horarios normales, si aún no terminamos nos quedaremos extra-horario, pero “evitemos perder el tiempo en actividades banales, cuando hay mucho trabajo por hacer”
Ahora bien, si no tenemos nada que hacer, descansemos, hagamos lo que nos place. Así responderemos con suficiente energía cuando sí tengamos mucho trabajo. ¡Bueno si no hay otra cosa que hacer!
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