lunes, 20 de agosto de 2012


Es peligroso volverse intolerante en estos días ante tanta injusticia realizada por los políticos de turno, hay quienes defienden a candidatos presidenciales que andan en campañas políticas a costa del erario público, en lugar de estar haciendo obras con ese dinero. La ambición al poder no conoce límites. Lo que resulta inaudito es como algunos de los activistas de estos candidatos los defienden a capa y espada aun cuando conocen todas sus bribonadas y a los cuales ni les pagan, son activistas gratuitos.
La mayoría de personeros del gobierno han cometido errores unos mas grades que otros, sin embargo ha habido algunos que lo han hecho con un descaro inigualable, de éstos hechos casi nadie se da cuenta, como los medios de comunicación lo que hacen es informar lo que les conviene, con el único objetivo de mantener a la población sumida en un perenne letargo, para que los corruptos continúen haciendo de las suyas a diestra y a siniestra. Que conciencia más negra.
Y causa más dolor el hecho de que hay algunos en cargos de autoridad que bien pueden hacer algo, pero lo que al final hacen es plegarse a los intereses de unos pocos, causándole al país más desgracia y miseria, sumiendo a los más vulnerables como los niños y las niñas en condiciones de extremo sufrimiento, de dolor y de angustia. Nadie hace nada.
Millones de hondureños pasan hambre y frío sin que siquiera alguno emprenda verdaderas acciones para mejorarles su maltrecha situación.
Estamos en un tiempo en que el solo luchar por la subsistencia ya es un esfuerzo sobrehumano, cada uno vela por su santo, el que  más tiene más quiere tener, sin importarle que sus vecinos estén atravesando por crisis insoportables, se limitan a decir: ¡que cada uno emprenda su propio desarrollo!, ¡el que quiera pescado que se moje el culo! La cosa es que ya no hay ni pescado.
El horizonte se pinta obscuro. Cuando los pobres no tengan que comer ¿a  quién creen que le quitaran lo que a ellos se les ha negado?
Las noticias que algunos medios difunden nos hacen inferir que las personas de todo el orbe están atravesando momentos de angustia muchas veces insoportables, orillándolos cada vez más a una revolución mundial de proporciones inimaginables. Las cosas no se ven bien. Las cosas no están bien.las cosas deberán estar mejor. El que pueda que hable. El que pueda que haga algo.



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